martes, 6 de diciembre de 2016

¿Por qué no vienen niños grandes a escuchar cuentos?

Las sesiones de cuentos para público familiar están convirtiéndose poco a poco en sesiones de cuentos para bebés. ¿Dónde están los niños grandes?

¿Los niños grandes han huido? ¿Venían a las sesiones de cuentos cuando eran pequeños y cuando cumplieron ocho años y siguieron asistiendo se dieron cuenta de que los narradores seguían contando cosas muy sencillas y más bien dirigidas a los pequeños? O a lo mejor los narradores contaban para niños de su edad y les gustaban las historias pero los que venían a escuchar a la sesión eran muy pequeños e interrumpían mucho, o lloraban, o se movían y no les dejaban escuchar. O a lo mejor son grandes ya para cuentos y prefieren otros quehaceres en su tiempo libre. Siguen viniendo a la biblioteca y sacan libros pero no vienen a las sesiones de cuentos. A lo mejor sus padres insistieron al principio y los niños vinieron pero se desmotivaron y dejaron de hacerlo. A lo mejor los padres mismos fueron los que dejaron de traerlos porque ya los niños son mayores para estas cosas.

Muchos narradores que conozco están viviendo lo mismo. Sesiones en las que sólo vienen menores de seis. Y si cuentas para bebés la cuestión se complica porque los padres de los bebés te conocen y quieren venir a escuchar y traen a los niños muy pequeños aunque recién hayan cumplido los tres años… y tú tenías preparado un repertorio para niños mayores pero tienes que adaptarte porque el público que ha venido es muy pequeño, y así sesión tras sesión hasta que te das cuenta de que hace meses que no preparas un repertorio pensado para niños grandes porque no vienen. Hace meses que no cuentas un cuento de veinte minutos porque se suben por las paredes.

¿Es la pescadilla que se muerde la cola? Nosotros no contamos para los niños grandes porque ellos no vienen y ellos no vienen porque no les contamos.

¿Cuál es la solución? Como narradores debemos tener en cuenta que hemos de adaptarnos al público que venga a las sesiones familiares, pero cuando después de mucho tiempo eso se convierte en dejar de contar cuentos a niños mayores a menos que vayas a un colegio, ¿qué debemos hacer?
Hay narradores que conozco que tienen un repertorio constante y un estilo dirigido especialmente a niños mayores. El público lo sabe y suelen ir a verles niños grandes. ¿Pero qué hacemos los que contamos mucho para los más pequeños?

La primera salida que veo es tratar de fomentar en bibliotecas o librerías la programación específica para niños mayores de 7 años. ¿Vale recomendar o es preciso prohibir? ¿Qué pasa cuando los niños mayores tienen hermanos pequeños? ¿Pueden entrar?


Son muchos aspectos a tener en cuenta y la verdad es que llevo mucho tiempo dándole vueltas al tema. Tú, compañero/a, padre/madre/ programador/a, ¿qué opinas?

1 comentario:

  1. Hola, yo como madre lo que creo es que sería importante que se programarán sesiones diferenciadas según el rango de edad. En nuestra biblioteca pública efectivamente en un mismo espacio te encuentras con mamás con sus bebés, con niños de seis años en su mayor parte y con un par de niños mayores. Se quiere contar para todos pero al final se cuenta para ninguno y al final los niños y las madres se desesperan y claro, no vamos.

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